“¡Te pareces tanto a mi abuela!” Su madre se lo había dicho a menudo. Tanto que Alicia, que nunca conoció a su bisabuela, no paró hasta que consiguió recuperar aquella foto de la vieja casa familiar que estaba en manos de unos primos lejanos. Y sí, eran increíblemente parecidas… salvando la distancia de cien años, los vestidos y peinados o la forma de presentarse ante la cámara.
Alicia me trajo la foto, un positivo casi destrozado por el paso del tiempo y las peripecias familiares. Me ocupé de restaurarla digitalmente y prepararla para una impresión de calidad.